martes, 29 de enero de 2013

Quiero (ad)mirarte toda la vida.

Te vi en mis sueños antes de tenerte
y ya sentí que venías corriendo a mi vida,
como ahora lo haces a abrazarme.

Te vi a lo lejos un día
y en nuestros ojos se clavaron dos imanes
como si existiera el destino y tú
estuvieras escrita dentro de mí,
teniendo que sacarte para subsistir.

Te vi tímida y asustada por primera vez
- no pude evitar acercarme -
y sin saber si eran nuestros imanes o tú,
se me aceleró el pecho, llámalo ingenuo,
pero se quería quedar ya en tus pecas y tus pestañas.

Te vi entregarte a mi con el tiempo
y hoy puedo decir que te vi, libre y bonita,
como nadie en la vida hizo pero hasta el más tonto desea.

Te vi temblar, reír, sonreírme
por la noche y por la mañana.
Te vi descalza por mi habitación y pensé que
era dueña del mundo sobre tus pies por un instante,
y cuando después te vi como en casa, paseando,
se me adelantó el tiempo hasta la nuestra
y me creí todos mis sueños y todas nuestras promesas.

Te vi soportar golpes de la vida y de olas;
te vi correr por la calle y por amor;
te vi saltarte las reglas y saltarme encima;
te vi quererme a mi y quererte ir;
te vi dormir y despertar sola o conmigo;
te vi sonreír para levantarme
y caerte para hacerme sonreír;
te vi sonrojada y pálida, subir y bajar;
te vi morir de frío para darme calor
y darme calor en el día más frío.

Te vi muerta de sueño a mi lado
y muerta de amor debajo de mí.
Te vi con medio ojo abierto
a las cinco de la mañana
y con los ojos brillantes y enormes a las diez,
como si quisieras atraparme y llevarme,
de nuevo, a la madrugada.
Te vi desnuda en mis brazos
y tu piel quiso que te viera suave
cuando me rozaste con miedo, pero con ganas.

Me vi reflejada en el imán de tus ojos
y me vi sonreír por recordar, amor,
que también te vi dormir.




(XXIX-I-MMXIII)


viernes, 25 de enero de 2013

Crisis - Marwan.


Recoger
Recoger la tristeza de este mundo
el pesar que se extiende
por el suelo de los barrios obreros
y barrer sus calles, los bares donde
las conversaciones las llena el desencanto 
ceniceros cansados, mesas vacías,
cucharillas tristes, café derramado
como nuestros sueños.

Hombres doblados
que llevan la pobreza
en los bolsillos,
que cuentan su desánimo
con lasmanos,
se agarran el futuro
con las uñas
y lo pierden en cada telediario.
Políticos, gobernantes relucientes
el parlamento -tan próximo a ese bar-
insiste, le limpia el culo al capital,
oro para unos
carbón para el resto.

Deberíamos cortarle las manos a Pandora,
nos callan con cuentos,
nos duermen con cuentos
y por mucho que frotemos las urnas
nunca sale el genio.
El ser humano engulle otra cucharada
y otra cucharada
y otra cucharada 
de decepción.
Pero no hay que equivocarse,
la culpa también es nuetra,
la crisis no es el dinero de los bancos,
la crisis es tenerles miedo
que estemos anestesiados
que no salgamos a la calle
a reclamar lo que de verdad nos pertene:
el pan
la justicia
el día de mañana.



viernes, 11 de enero de 2013

Pensé en enamorarte.

Escribo de vez en cuando
porque no me llega con mirarte.
No tengo miedo de quererte 
sino de lo rápido que el tiempo,
tan lento a veces,
pasa cuando estás tú conmigo.

Ni siquiera hay un solo tonto en el mundo
que no sepa que cuando pasas sonriendo
quien te mire no podrá olvidarte más;
y yo, kamikaze, sabendo que me pierdo cuando te acercas,
cometo locuras para que lo hagas más,
consiguiendo sonreirte a quemarropa,
para perderme de nuevo al rozarte.

 He soñado tanto con besarte
que a veces pienso que es verdad,
pero me despierto y no siento más que un temblor
diciéndome que mi cuerpo te echa de menos en la realidad.
Y aún sabiendo que solo lo  he soñado,
es inefable ver como sonríes cada día, o cada noche.

No es que tenga una obsesión, -o sí-
sino que escribir sobre tu sonrisa hace que, 
a pesar de no verla durante meses,
siempre me vaya a poder imaginar, o recordar, 
lo bonito que es el mundo cuando le sonríes cada mañana.

Es de esas veces que te ilusionas y te importa una mierda el mundo
con tal de que te mire y se derrita, al unísono contigo.

Puede que haya horas del día
que solo sean aptas para pensar en tí,
y que yo use todas
-por si acaso alguna vez se terminaran-
en intentar hacerte llegar palabras,
que más que mías ya son tuyas,
porque las adaptas a tu ritmo, cuando sin querer,
me adaptas a mi, hipnotizada,
al sentido de la vida de tu mano.

Pensé en enamorarte cuando te vi reír
y te clavaste en mí -y en mis sueños-
como si mi poesía no hubiera existido de verdad
hasta que llegaste tú,capaz de inspirar al mundo a adorarte,
y te colaras en mis sueños como si pudieras controlarlos;
vienes y vas, para enloquecerme
a veces, y para echarte de menos:
Me dejas quererte y te voy descrubriendo,
piel a piel, como a las cebollas.

Entonces el mundo tiembla por culpa
de lo que lo hacen mis piernas
cuando me miras a los ojos,
y ahí entiendo que, entre tú y el resto,
me quedo contigo.
Porque podría frenar y dejarte ir,
pero siempre he preferido lidiar contra ti,
-con tus vicios, tus manías y tus defectos-
hasta tenerte,

 Ojalá hoy, entre todo el mundo,
aparecieras tú y me besaras. 


  
(X-I-MMXIII)